Bolivia ha tenido grandes figuras en su historia futbolística, pero pocos han dejado una huella tan profunda como Marco Antonio Etcheverry, mejor conocido como El Diablo. Su talento, liderazgo y carisma lo convirtieron en un ídolo tanto en su país como en el extranjero. Desde sus inicios en Bolivia hasta su éxito en la Major League Soccer (MLS) y su participación en el Mundial de 1994, Etcheverry se consolidó como uno de los mejores jugadores bolivianos de todos los tiempos.
Marco Antonio Etcheverry nació el 26 de septiembre de 1970 en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Desde joven mostró un talento especial con el balón, destacándose por su visión de juego, regate y precisión en los pases.
Su carrera profesional comenzó en Destroyers, un club boliviano donde rápidamente se convirtió en una de las promesas más grandes del país. Su desempeño lo llevó a fichar por Bolívar y luego por Oriente Petrolero, donde consolidó su estilo de juego ofensivo y su habilidad para desequilibrar a las defensas rivales.
El talento de Etcheverry no pasó desapercibido y pronto llegó su oportunidad de jugar en el extranjero. Su primer gran desafío fue en España, con el Albacete Balompié, donde mostró destellos de su calidad. Sin embargo, donde realmente dejó huella fue en América.
Después de su paso por España y Chile (donde jugó en Colo-Colo), El Diablo encontró su consagración en Estados Unidos con el D.C. United, convirtiéndose en uno de los máximos referentes del club y de la MLS.
En 1996, Etcheverry firmó con el D.C. United, equipo con el que escribió una historia dorada en la Major League Soccer (MLS). Fue el líder indiscutido del equipo y uno de los jugadores más influyentes en los primeros años de la liga estadounidense.
Campeón de la MLS (1996, 1997, 1999, 2004)
Mejor Jugador de la MLS en 1998
Campeón de la Copa de Campeones de la CONCACAF (1998)
Ídolo y capitán del equipo
Su calidad técnica y liderazgo fueron clave para que el D.C. United se convirtiera en uno de los clubes más importantes de la liga. Hasta el día de hoy, los hinchas del equipo lo consideran una leyenda absoluta.
Si hay un momento que define la carrera de Marco Antonio Etcheverry es su contribución a la clasificación de Bolivia al Mundial de 1994.
La selección boliviana, dirigida por Xabier Azkargorta, realizó una campaña histórica en las Eliminatorias, logrando la clasificación al Mundial de Estados Unidos. Etcheverry fue una pieza clave en ese equipo, aportando creatividad y liderazgo en el mediocampo.
El 17 de junio de 1994, Bolivia debutó en el Mundial ante Alemania. La ilusión era enorme, pero el destino le jugó una mala pasada a El Diablo: ingresó en el segundo tiempo y, apenas cuatro minutos después, recibió una tarjeta roja tras una falta sobre Lothar Matthäus.
Aquel momento fue un golpe duro para Bolivia y para Etcheverry, ya que no pudo disputar el resto del torneo. A pesar de ello, su rol en la clasificación al Mundial sigue siendo uno de los mayores logros del fútbol boliviano.
La televisión fue fundamental para consolidar la imagen de Marco Antonio Etcheverry como ídolo del fútbol boliviano.
Eliminatorias al Mundial 1994: Las transmisiones permitieron que millones de bolivianos siguieran la histórica clasificación en vivo.
Mundial de 1994: Aunque su participación fue breve, su presencia en la Copa del Mundo quedó grabada en la memoria colectiva.
Finales con D.C. United: La MLS, transmitida en varios países, permitió que muchos bolivianos vieran sus logros en Estados Unidos.
Incluso después de su retiro, Etcheverry sigue siendo una figura habitual en la TV boliviana, participando en programas deportivos y análisis de fútbol.
Marco Antonio Etcheverry no solo dejó un legado en el fútbol boliviano, sino que también fue reconocido internacionalmente:
Incluido en el Salón de la Fama del D.C. United
Considerado entre los mejores jugadores de la historia de la MLS
Eterno referente de la Selección de Bolivia
Hoy en día, sigue ligado al fútbol y es una voz respetada cuando se habla del deporte en Bolivia.